El Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz se celebra el 6 de abril para reconocer la importancia del deporte en la inclusión de todas las personas.
El deporte tiene un papel decisivo en la educación y la crianza de niños, niñas y adolescentes para lograr una sociedad inclusiva en la que todas las personas tengamos las mismas oportunidades. Muchas actividades deportivas pueden fortalecer los lazos sociales y promover el desarrollo sostenible y la paz.
Hacer deporte o ejercicio en un entorno seguro e inclusivo es un derecho de cada niño, niña y adolescente. Como se expresa en la Convención sobre los Derechos del Niño o en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Para garantizar este derecho es necesario que familiares, amistades, educadores y sociedad entera fomentemos el deporte y el ejercicio, desde valores como la igualdad, el respeto, la empatía y la solidaridad. Esto hace posible garantizar también el derecho fundamental de todas las personas a desarrollar su máximo potencial.
Beneficios del deporte como actividad social
¡El deporte tiene el poder de cambiar el mundo! Beneficia el cumplimiento de varios derechos humanos, al ser una actividad a favor de la diversidad, donde se reúnan personas de distintas edades, creencias religiosas, culturas y habilidades.
Entre los beneficios sociales del deporte están los siguientes:
- Puede ser utilizado para fomentar un entorno seguro y protector para niños, niñas y adolescentes, en el cual enseñarles cómo resolver conflictos y establecer diálogos.
- Puede promover una sana convivencia entre todas las personas, derribando prejuicios, estereotipos y discriminaciones.
- Puede crear un sentido de comunidad y pertenencia, al contribuir a que niños, niñas y adolescentes desarrollen relaciones saludables con adultos y coetáneos,
- Puede generar entornos inclusivos que proporcionen oportunidades para potenciar habilidades de comunicación, negociación y liderazgo, en un ambiente diverso, realista y representativo de la sociedad.
- Puede apoyar al bienestar físico, mental, social y espiritual de niños, niñas y adolescentes, favoreciendo el alcance de logros de los que antes no se sentían capaces, así como su autoconfianza y autonomía.
Participación a favor de la inclusión
La participación en actividades deportivas puede ser muy útil para el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes más vulnerables, a causa de inequidades relacionadas con su condición física o mental, estatus social, género, raza o de la comunidad en la que viven.
Frecuentemente, quienes tienen una discapacidad son definidos por lo que no pueden hacer, y no por lo que sí pueden hacer. Si bien sus retos personales y barreras del entorno que les rodea han de ser considerados, es importante valorar primordialmente sus habilidades y potencialidades.
El deporte inclusivo se basa en el principio de que los espacios deben adaptarse a todos los niños, niñas y adolescentes, independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, emocionales, lingüísticas o de otra índole. Para hacer posible su participación significativa en el deporte se requiere:
- Un ambiente amigable
- Generar igualdad de oportunidades
- Transparencia, seguridad y protección, honestidad, compromiso y responsabilidad
Sin embargo, para que la inclusión sea efectiva no basta con incorporar al niño, niña o adolescente con discapacidad al espacio de participación. Es fundamental el compromiso constante de todos los facilitadores y participantes de la actividad. Asimismo, la adecuación de herramientas y prácticas. Para ello, hay que generar siempre una interacción respetuosa. ¿Cómo la logramos?
- Compórtate con naturalidad
- Evita mostrar compasión o ser proteccionista: apoya, acompaña y anima.
- Pregunta qué tipo de apoyo puede necesitar y no sobreactúes al dárselo.
- Concede toda la independencia posible.
Los niños, niñas y adolescentes con discapacidad que disfrutan del deporte, y no son excluidos, tienen más probabilidades de transformarse en miembros activos, productivos y plenos de la sociedad. Hacer valer su participación inclusiva puede darse en diferentes niveles. Desde el hecho mismo de estar presente en una actividad, hasta la posibilidad de opinar e influir en la toma de decisiones en los ámbitos familiares, escolares y comunitarios. Recuerda que la inclusión es una tarea de todas las personas.