En el marco del Día Mundial del ADN, una fecha que busca impulsar los estudios en genética y comprender mejor la complejidad de nuestras herencias biológicas, es oportuno explorar algunas dudas sobre el Trastorno del Espectro Autista (TEA) desde esta perspectiva.
Origen multifactorial
El autismo, un trastorno del desarrollo que se caracteriza por la presencia de retos en la comunicación, la interacción social y la conducta, ha despertado un interés creciente en la comunidad científica en relación con su conexión genética. Si bien es cierto que la predisposición hereditaria juega un papel significativo en muchos casos, es esencial reconocer que su origen es multifactorial y complejo.
Investigaciones recientes han identificado una variedad de genes asociados con el autismo, sin embargo, esta comprensión aún no es concluyente, por lo que sigue siendo un área de investigación activa.
Aunque los estudios genéticos han contribuido a nuestra comprensión del autismo, es importante no perder de vista la diversidad de factores que influyen en su desarrollo. Se ha identificado también que factores ambientales, como la exposición a toxinas durante el embarazo, o ciertas condiciones durante el parto, pueden interactuar con la predisposición genética, dando forma a la expresión clínica de este trastorno.
El mito de la vacunación
Un mito persistente que ha generado confusión es la falsa creencia de que las vacunas pueden causar autismo. Esta afirmación ha sido desacreditada por muchos estudios científicos y organizaciones de salud de renombre en todo el mundo. No existe evidencia científica que respalde esta afirmación, y los beneficios de la vacunación para prevenir enfermedades graves superan cualquier preocupación infundada sobre sus efectos.
El mito del origen del autismo causado por las vacunas ha sido una narrativa desacreditada que ha circulado ya durante décadas. Surgió en 1998, cuando el médico británico Andrew Wakefield publicó un estudio en la revista médica The Lancet, sugiriendo una posible conexión entre la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola) y el autismo. Sin embargo, este estudio se desacreditó y se retiró tanto por graves errores metodológicos como por conflictos de interés de parte del autor.
A pesar de las múltiples evidencias que desmienten cualquier vínculo entre las vacunas y el autismo, este mito ha generado una preocupación entre algunos padres y madres de niños y niñas dentro del espectro autista. Esto ha llevado a un descenso en las tasas de vacunación en algunas comunidades, aumentando el riesgo de brotes de enfermedades prevenibles por vacunación. Por ello, en el marco de la Semana de Vacunación de las Américas, que se lleva a cabo este mes, puedes consultar aquí algunas recomendaciones al respecto.
Abriendo caminos hacia una comprensión integral
Si bien es tentador simplificar el autismo como un trastorno puramente hereditario, la realidad es mucho más compleja. Y nos invita a tener una amplia comprensión del trastorno, no solo desde sus causas u orígenes, sino también en la forma en la que se manifiesta en la vida de quien lo vive.
En Teletón, promovemos la investigación sobre el autismo, reconociendo la importancia de tener un enfoque integral para su estudio. Ya que esto a su vez favorece su atención adecuada. Creemos firmemente que juntos podemos abrazar como sociedad la complejidad de la realidad, construyendo así un mundo más inclusivo para todas las personas.
Si deseas conocer más sobre autismo en Teletón, entra aquí. Para contribuir a que más niños y niñas reciban atención, súmate a nuestro programa Padrinos Teletón.