Foto de niña sonriendo y encima texto Día Mundial de la Niña

Masking o enmascaramiento en niñas con autismo

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) o autismo es una condición del neurodesarrollo que se caracteriza por déficits persistentes en la comunicación e interacción social, incluidos déficits en la reciprocidad social, comportamientos comunicativos no verbales utilizados para la interacción social y habilidades para desarrollar, mantener y comprender relaciones. 

Como su nombre lo dice, el autismo es un espectro muy amplio que no se puede limitar a un solo síntoma o conducta; va mucho más allá y en ocasiones se puede vivir dentro de este espectro aún sin saberlo. 

Dentro de la diversidad del autismo existe el masking o enmascaramiento, un comportamiento que puede presentarse tanto en niños como en niñas con autismo, pero en las niñas suele haber mayor probabilidad de pasar desapercibido.  

¿Qué es el masking? 

El masking (enmascaramiento) o camuflaje es una estrategia adaptativa que puede ser tanto consciente como inconsciente, utilizada por personas con TEA “de alto funcionamiento” para disfrazar y/o compensar rasgos o características propios de su condición, en un esfuerzo por integrarse socialmente.  

 El masking es más frecuente en situaciones sociales, aunque no se limita a ellas. Su propósito es ajustarse a las normas, expectativas y comportamientos esperados, permitiendo que la persona “encaje”.  Aunque puede ser una herramienta para facilitar la convivencia social, el masking suele tener un impacto negativo, emocional, físico y psicológico. Además, también puede conducir a un diagnóstico tardío, lo cual impide recibir la atención adecuada. 

¿Por qué se presenta el masking? 

Las razones por las cuales una persona con TEA puede realizar masking son diversas: 

  • Inclusión social: tener mayores oportunidades escolares y recreativas, hacer amigos, ser aceptadas y sentirse seguras.  
  • Autoconciencia: Al percibir que son diferentes a la mayoría, pueden sentir la necesidad de camuflar sus diferencias. 
  • Sobrecarga sensorial: El enmascaramiento puede ser una forma de manejar la sobreestimulación sensorial. 
  • Comunicación: Para mejorar la comunicación y evitar malentendidos. 

En el caso de las niñas, el masking puede ser más frecuente debido a las presiones sociales para ajustarse a comportamientos considerados “normales” o “aceptables” para su género. A menudo, buscan aceptación por parte de padres, amigos y cuidadores, lo que las lleva a camuflar conductas o características relacionadas con su autismo. 

¿Por qué es difícil identificar el masking en niñas? 

Generalmente, las niñas y mujeres con autismo presentan: 

  • Mejores habilidades de conversación recíproca 
  • Mayor probabilidad de compartir intereses con otros 
  • Mayor capacidad para comprender la comunicación verbal y no verbal 
  • Mayor capacidad para modificar su conducta en función de la situación 
  • Conductas repetitivas menos evidentes 
  • Intereses especiales más aceptados socialmente (como famosos o animales) 

Al contar con mayores habilidades para la interacción social, se vuelve complicado identificar no solo el masking, sino también el propio autismo. Es por esto que las niñas se les diagnostica autismo a una edad más avanzada en comparación con los niños.  

El masking en niñas con TEA es difícil de detectar porque los comportamientos esperados en las niñas tienden a estar estandarizados. Esto permite que las niñas con autismo imiten y reproduzcan actitudes socialmente aceptadas, ocultando sus verdaderas características.  

Esta dinámica complica tanto el diagnóstico temprano del enmascaramiento como el del propio autismo, ya que se espera que todas las niñas se comporten de manera similar, independientemente de ser neurotípicas o neurodivergentes.  

¿Cómo identificar el masking en una niña con autismo? 

Hay algunas señales que pueden servir de indicador de una posible existencia del enmascaramiento, por ejemplo:  

  • Imitación: Copiar gestos, expresiones faciales y tonos de voz de otras personas. 
  • Supresión de intereses: Ocultar sus intereses especiales o actividades que disfrutan. 
  • Esfuerzo excesivo en conversaciones o en lograr interacciones sociales: Forzar el diálogo sobre temas que no les interesan o crear “guiones” para lograr conversaciones. Forzar el contacto visual durante las interacciones sociales 
  • Control emocional: Tratar de esconder emociones como ansiedad o frustración. Contener conductas de autoestimulación o autoregulación  
  • Fatiga emocional: Sentir agotamiento, ansiedad o tener colapsos emocionales después de interacciones sociales, debido al esfuerzo constante por ajustarse. 

Impacto del masking en la salud mental 

El masking es un comportamiento adquirido que no necesariamente se hace por voluntad propia, pero sí es una respuesta a la incomodidad y presión ante ciertos contextos. Esta respuesta al entorno personal y social busca ocultar los rasgos propios del autismo, por lo mismo puede tener un impacto negativo en la salud mental de la niña. 

Además de generar fatiga emocional, puede dificultar el proceso de autoaceptación, afectando la autoestima y fomentando problemas como la ansiedad, la depresión y el aislamiento social. Con el tiempo, el enmascaramiento puede llevar a que la persona sienta que no puede mostrar su verdadero yo, por miedo a no ser comprendida o aceptada. 

¿Cómo apoyar a una niña con autismo? 

La clave para apoyar a una niña con TEA, ya sea que esté experimentando o no el masking, es crear entornos seguros y libres de juicios, donde ella pueda sentirse cómoda siendo quien es. Esto incluye: 

  • Espacios seguros: Un ambiente en el que no sienta la necesidad de comportarse como alguien más. Crear ambientes en los que pueda comportarse y desenvolverse libremente, sin que sienta que debe limitarse u ocultarse.  
  • Comunicación abierta: Permitir que exprese sus ideas, intereses, sentimientos y preocupaciones sin restarles valor. 
  • Fomentar sus intereses: Celebrar sus diferencias y apoyarla para que desarrolle y potencialice sus habilidades y participe en actividades que le apasionen y le permitan incluirse en la sociedad.

Además, el acompañamiento de especialistas en salud mental es fundamental. La terapia dirigida específicamente a las necesidades de una niña con TEA puede proporcionarle herramientas para comprenderse mejor, afrontar situaciones sociales y reforzar su autoestima.  

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