Durante los últimos años, el uso de perros entrenados para asistir a personas con discapacidad, enfermedades o desafíos emocionales, ha ganado visibilidad gracias a los resultados positivos demostrados. Sin embargo, ¿pueden estos perros servir de apoyo para niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista (TEA)? ¿Qué se debe tener en cuenta si se quiere contar con uno?
¿Perro de terapia o de servicio?
Los perros de asistencia que mayormente trabajan con niños o niñas con TEA son los perros de terapia y los de servicio, y se debe entender que no son mascotas, sino que son perros que cumplen una tarea por la que han sido entrenados por varios años.
Este entrenamiento se enfoca en funciones que el perro hará sin una indicación directa, sino que la llevará a cabo cuando se presente alguna situación en específico. Por lo mismo, este tipo de perros deben ser entrenados por especialistas en el tema.
Los perros de terapia son aquellos que se entrenan con el fin de potencializar los efectos psico-educativos, sociales y participan en una sesión terapéutica, y no viven con los niños y niñas a los que acompañan en terapia.
Los perros de servicio, en cambio, responden a ciertas necesidades de la vida cotidiana de los niños o niñas con TEA y de sus familias. Por ejemplo, algunos son entrenados a manera de “anclaje”, donde el perro camina atado al niño y evita que este salga corriendo, pero le sigue dando independencia al niño.
Beneficios de contar con un perro de servicio
- Promueve la seguridad, tranquilidad y bienestar
- Canaliza la atención
- Mejora el humor del niño o niña con TEA
- Reduce las conductas de aislamiento
- Reduce el estrés
Como podemos ver, los beneficios van tanto en lo emocional, social y de seguridad, por lo mismo el apoyo de un perro de servicio puede ser de gran utilidad para un niño o niña con autismo. Adicional a esto, y como se mencionó anteriormente, las tareas que puede desempeñar un perro de servicio pueden ser varias y muy útiles, por ejemplo:
- Detección y búsqueda. El perro podrá seguir el rastro del niño o niña en caso de que no se le encuentre, ya sea dentro de la casa o el vecindario.
- Intervención física y lamidos. El perro buscará hacer contacto físico y lamer el rostro y manos del niño o la niña con TEA cuando esté pasando por una crisis (o conducta disruptiva).
- Contacto físico durante el sueño nocturno. El perro se colocará al lado del niño o la niña, manteniendo contacto físico mientras se duerme para generar un sentimiento de seguridad.
- Cuidado y alerta. El perro podrá ser de gran apoyo para dar aviso a los padres cuando el niño o niña estén pasando por alguna crisis (o conducta disruptiva), o estén deambulando por la casa sin supervisión.
Si bien existen varios puntos positivos de contar con un perro de servicio, también se deben tener en mente algunos posibles desafíos o consideraciones.
¿Qué se debe tomar en cuenta antes de buscar el apoyo de un perro de asistencia?
Si bien los perros de servicio han sido entrenados para desempeñar una labor, siguen siendo perros y necesitan cuidado diario, paseos, alimentación, visitas al veterinario y su entrenamiento debe ser reforzado constantemente. Igualmente, se debe considerar la facilidad y los permisos para que el perro pueda acompañar al niño o niña con TEA en las actividades que realiza normalmente, ya sea en la escuela, citas médicas, compras, paseos, etc.
Lo más importante, y lo que se debe considerar antes de optar por un perro de asistencia, es determinar si existe compatibilidad y aceptación por parte del niño o niña hacia el perro, porque no siempre se sentirán cómodos al lado de un perro. Muchas personas pueden tener miedo natural a los perros debido a sus ladridos, aspecto o tamaño, por eso es bueno saber si el niño o niña se siente cómodo ante su presencia, y la exposición controlada, amigable y cuidada será importante.
Además, es crucial consultar con el especialista que esté tratando al niño o niña con TEA, ya que él podrá sugerir qué tareas serían las más adecuadas para que el perro apoye en el día a día. Contar con un perro de asistencia es un gran recurso para las familias, pero también es una responsabilidad, porque se debe asegurar el cuidado tanto del niño o niña como del perro, para que ambos puedan ser un equipo que se procure y proteja mutuamente.