El Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión, se conmemora cada 4 de junio. Es una fecha crucial para crear conciencia sobre los graves impactos de la violencia, destacando la importancia de garantizar el bienestar de la niñez en todo el mundo. En esta nota, nos enfocaremos en el contexto de los niños, niñas y adolescentes con discapacidad y autismo, quienes a menudo enfrentan desafíos adicionales tanto de violencia como de discriminación.
Algunas estadísticas a nivel mundial
Según datos estadísticos de 2012, de parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y The Lancet, los niños, niñas y adolescentes con discapacidad son, particularmente colocados en situación de vulnerabilidad frente a la agresión. Ya que tienen de 3 a 7 veces más de probabilidades de ser víctimas de violencia física, sexual y psicológica en comparación con sus pares sin discapacidad.
Un estudio de 2022, publicado en Frontiers in Behavioral Neuroscience, arrojó que el 90% de las mujeres con autismo habían sido víctimas de abuso sexual. También un estudio de 2004, de la Universidad de Pensilvania, llevado a cabo con niños, niñas y adolescentes con autismo, descubrió que 18.5% habían sufrido maltrato físico y 16.6% abuso sexual. Esta alarmante realidad pone de relieve la necesidad de abordar de manera urgente esta problemática.
La Agenda para el Desarrollo Sostenible de 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha establecido un plan mundial para asegurar un mejor futuro para la niñez. En su agenda se ha incluido por primera vez una meta específica para poner fin a todas las formas de violencia contra niños, niñas y adolescentes, como lo son el maltrato, la explotación, o la trata en cualquiera de sus formas.
Retos a enfrentar
La discriminación, los prejuicios y las barreras del entorno asociadas con la discapacidad y el autismo a menudo exponen a muchos niños, niñas y adolescentes a situaciones de violencia. Además, los retos en la movilidad, la interacción o la comunicación pueden ocasionar complicaciones para identificar, prevenir y denunciar la violencia que sufren. Esto hace indispensable que los gobiernos, las organizaciones y la sociedad en general trabajemos en conjunto para proporcionarles un entorno seguro.
Es fundamental sensibilizar a la sociedad sobre los derechos de todos los niños, niñas y adolescentes, así como los derechos de las personas con discapacidad. Esto implica educar a las comunidades acerca de la importancia de la inclusión y el respeto hacia todas las personas, independientemente de sus características individuales, para prevenir cualquier tipo de violencia.
Las políticas públicas también desempeñan un papel determinante en la promoción, protección y garantía de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, independientemente de si viven o no con una discapacidad. Los gobiernos deben implementar medidas efectivas para prevenir la violencia, fortalecer los sistemas de denuncia y garantizar el acceso a una justicia pronta y expedita para las víctimas. Además, se requiere una inversión adecuada en servicios de apoyo, al igual que atención, para abordar las necesidades específicas en cada caso.
La colaboración entre diferentes sectores de la sociedad es crucial para abordar de manera integral el problema de la violencia hacia los niños, niñas y adolescentes. Los padres, las escuelas, los profesionales de la salud y las organizaciones de la sociedad civil deben unir fuerzas para crear entornos seguros, promoviendo la inclusión en todos los ámbitos de la vida.
Es importante destacar que la violencia no solo afecta el bienestar físico y emocional de quienes son víctimas de la misma, sino que también puede tener consecuencias a largo plazo en su desarrollo y calidad de vida. Los efectos traumáticos de la violencia pueden incluso manifestarse en forma de trastornos del estrés postraumático, ansiedad, depresión y dificultades en las relaciones interpersonales.
Algunas señales de alerta de violencia infantil
- Maltrato físico (quemaduras, heridas, moretones, cortaduras)
- Falta de higiene (suciedad, mal olor, ropa inadecuada, etc.)
- Cansancio o apatía permanente (se suele dormir en el aula)
- Cambio significativo en la conducta escolar sin motivo aparente
- Conductas agresivas y/o rabietas severas y persistentes
- Relaciones hostiles y distantes
- Actitud hipervigilante (en estado de alerta, receloso)
- Conducta sexual explícita, juego y conocimientos inapropiados para su edad
- Depresión o desconexión
- Comportamientos de riesgo
Consejos de prevención
En casa:
1. Comunicación abierta: Fomenta una comunicación abierta y honesta con tus hijos e hijas, creando un ambiente en el que se sientan seguros para expresar, de la forma más propicia para ellos, cualquier situación que puedan estar experimentando.
2. Educación sobre el cuerpo y los límites personales: Enséñales a tus hijos e hijas sobre su cuerpo y sus derechos, incluyendo la importancia de establecer límites personales, respetando a su vez los límites de los demás. Explica qué partes del cuerpo son privadas y que nadie debe tocarlas sin su consentimiento.
3. Supervisión y monitoreo: Mantén una supervisión adecuada en el hogar, especialmente cuando haya personas nuevas o desconocidas presentes. Conoce a las personas con las que tus hijos e hijas interactúan. Mantén un diálogo constante sobre sus actividades y experiencias.
En la escuela:
1. Reglamentos de protección: Asegúrate de que la escuela cuente con políticas y procedimientos claros para prevenir el maltrato infantil, que tengan además un enfoque incluyente. Éstas deben incluir capacitación para el personal, protocolos de denuncia, así como medidas de seguridad en las instalaciones.
2. Educación en prevención: Promueve la implementación de programas educativos en la escuela que aborden la prevención del maltrato infantil. Estos deben enseñar a los estudiantes sobre sus derechos, cómo identificar situaciones de abuso y cómo buscar ayuda.
3. Creación de un entorno seguro: Colabora con la escuela para garantizar que se creen entornos seguros, protectores e incluyentes. Esto implica la supervisión adecuada durante las actividades escolares, ajustes razonables para garantizar la inclusión, así como la implementación de medidas de seguridad en el transporte escolar.
En la calle:
1. Acompañamiento y supervisión: Acompaña a tus hijos e hijas cuando estén fuera de casa, especialmente en lugares concurridos o desconocidos. Mantén una supervisión cercana, asegurándote de que estén siempre acompañados por un adulto de confianza.
2. Enseñanza de habilidades de seguridad personal: Enseña a tus hijos e hijas habilidades básicas de seguridad personal, como identificar a personas de confianza, decir “no” ante situaciones incómodas o peligrosas, y buscar ayuda de adultos en caso de necesidad.
3. Conciencia sobre el entorno: Ayuda a tus hijos e hijas a desarrollar conciencia sobre su entorno, enseñándoles a reconocer situaciones o comportamientos sospechosos. Fomenta que confíen en sus instintos, enseñándoles a alejarse de situaciones que les parezcan inseguras.
En todo caso es importante que niñas, niños y adolescentes conozcan y comprendan sus derechos.
Derechos y marco jurídico: ser víctima y sobreviviente de un abuso
Una persona que ha sufrido una violación de los derechos humanos se denomina sobreviviente o víctima. Se utilizan ambos términos, pero en algunos contextos uno de ellos suele preferirse al otro. Por ejemplo, organizaciones y grupos de apoyo a menudo usan sobreviviente. Esto debido a que se considera que la palabra sobreviviente es más empoderadora que la palabra víctima. Ya que implica que la persona puede tomar cierto control en su vida para luchar por su bienestar. A su vez, que otras personas podemos apoyarle.
Sin embargo, es importante identificar que en documentos legales y en el poder judicial se utiliza mayormente el término víctima. Pues ser víctima significa que se ha estado expuesto a un delito, en este caso un abuso de los derechos humanos. Se puede elegir qué término utilizar y, si parece útil, también utilizar ambos términos indistintamente.
En todo caso, la prevención del maltrato infantil requiere un enfoque multidisciplinario y la participación de todas las personas que integran la sociedad. Trabajar juntos en la creación de entornos seguros para la protección de los derechos de la niñez es fundamental para garantizar su bienestar. A continuación, te presentamos los principales documentos en materia de derechos de las personas con discapacidad, derechos de las niñas, niños y adolescentes, así como del derecho a una vida libre de violencia, en nuestro país. Conocerlos, exigirlos y fomentarlos es importante:
- Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
- Declaración Universal de los Derechos Humanos
- Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
- Convención de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes
- Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad
- Ley General de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes
- Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación
- Ley General de Acceso de las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia
Teletón a favor del bienestar y una cultura de la paz
El modelo de atención de Teletón apoya en diversos retos que puedan tener niños, niñas y adolescentes con discapacidad, autismo y cáncer, al igual que sus familias. Para favorecer su calidad de vida, así como su bienestar, nuestro objetivo es atender las cuatro esferas fundamentales de las personas: 1) la esfera física, 2) la esfera social, 3) la esfera psicológica y 4) la esfera espiritual.
En Teletón somos conscientes de que la violencia puede afectar el bienestar de quienes se atienden con nosotras y nosotros. Si acudes a uno de nuestros centros, y tú o tu hijo o hija están viviendo una situación de violencia, puedes acercarte a las áreas de Dirección Médica, Trabajo Social o Psicología Familiar. Contamos con un Comité Corporativo de Atención a la Violencia y Construcción de la Paz, mediante el cual desarrollamos diversas acciones, así como una red con instituciones públicas y privadas, para brindarte apoyo.